EL DÍA QUE NOS VOLVAMOS A VER

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El día que nos volvamos a ver ya no seremos nada.
Nada, 
porque a veces la vida es así de puta.
Seremos como dos desconocidos  que cruzan por un instante sus miradas, 
evaluando brevemente la felicidad o la tristeza del otro, 
jugando a adivinar como le fue la vida, si le trató bien, si fue justa con él.

El día que nos volvamos a ver ya no habrá sonrisas, 
ya no habrá necesidad de sentir miedo por todo, 
no tendremos que escondernos de nadie ni nada, 
no tendremos que seguir luchando por esa locura que un día fuimos tú y yo.

El día que nos volvamos a ver seguramente no queramos vernos, 
porque aunque en el tiempo solo perdura lo bueno, siempre hay ocasiones en que deja aflorar los errores, los lamentos.

El día que nos volvamos a ver tendremos otros sueños muy distintos de los que un día fuimos capaces de soñar juntos.
Será imposible derribar ese muro que durante tanto tiempo construimos entre nosotros.

El día que nos volvamos a ver seremos mentira, porque nada pasó, nadie nos vio, ni siquiera nosotros mismos tuvimos claro lo que éramos.

El día que nos volvamos a ver solo seremos tú y yo, 
de nuevo, 
pero esta vez sí, esta vez demasiado lejos el uno del otro.

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