BIENVENIDA AL INICIO DE MIS DÍAS
Ha llegado la hora.
No es necesario decir nada, esta vez, hagámoslo a tu modo. Mírame cómo tan solo tú serás capaz de hacer desde este momento y
no establezcamos condiciones.
Tus ojos serán el punto de partida hacía esa locura de quererte.
Mudémonos a ese instante donde alguna vez conseguimos ser felices.
Será un vuelo delicado, estoy seguro, pero a tu lado ya nada importan las alturas.
Desde ahora solamente sufriré vértigo al imaginar tu cuerpo, al querer quedar atrapado en él para siempre, al degustar el sabor de tus labios y al necesitar tus besos constantemente.
Residentes en nuestro destino, me negaré a dejar de nadar ni un solo día por este vaivén de sentimientos que ahora me provocas.
Quiero ser cómplice de todas tus sonrisas, el muro que contiene el curso de tus lágrimas para así, crear un lago donde pescar todas las ilusiones que ellas ahogaron tiempo atrás.
Esta vez viajaré sin equipaje, quizás tengas que perdonarme
pero ya pesaba demasiado y aunque llegas,como siempre suceden estas cosas, sin previo aviso y en el momento menos esperado, nada de lo que él contenía podrá disuadirme de lo más importante;
pero ya pesaba demasiado y aunque llegas,como siempre suceden estas cosas, sin previo aviso y en el momento menos esperado, nada de lo que él contenía podrá disuadirme de lo más importante;
Tú, ahora que sé que existes.
A estas alturas en las que tu cara cobra cuerpo, ya no necesito más abrigo que tus brazos para combatir el frío de mis noches en vela,
para recomponer cada pedacito de mí sobre tus manos y teñir de color mis días grises.
Es hora de caminar desnudos por el vértice de la dicha, sin prisas por alcanzar la meta.
Quiero bailar contigo por todas las cocinas del mundo sin que nadie nos vea, saltar en cada amanecer sobre todos los colchones que fabricarán para nosotros, destrozarlos haciéndote el amor.
Quiero navegar con los ojos cerrados por el transcurso de tus días y convertirme en tu héroe cotidiano, comprender al fin que el horizonte siempre fue una línea ficticia,
rebasarlo prendido de tu mano.
Es hora de subir al cielo con esas alas que solo tú has sabido ver, aunque siempre estuvieron ahí,
esperándote.
Bienvenida al inicio de mis días.
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